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Datos: un activo estratégico

11 de septiembre de 2019


Columna de Conrad von Igel, Director Ejecutivo del Centro de Innovación UC. La publicación original fue realizada el 11 de septiembre en El Mercurio. Hoy, la tecnología le permite a las organizaciones capturar, ordenar y analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real. Independiente de la industria, las estructuras de las instituciones se adaptan para […]

Columna de Conrad von Igel, Director Ejecutivo del Centro de Innovación UC. La publicación original fue realizada el 11 de septiembre en El Mercurio.

Hoy, la tecnología le permite a las organizaciones capturar, ordenar y analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real. Independiente de la industria, las estructuras de las instituciones se adaptan para sacar el mayor provecho de esta información, porque muchas veces ahí está el valor: en sus datos.

Cada 18 meses -aproximadamente- se duplica la potencia de procesamiento de datos (Ley de Moore), la velocidad de internet (Ley de Nielsen) y la capacidad de almacenamiento (Ley Kryder); de aquí podemos asumir que las posibilidades de aprovechar datos cada día aumenta de manera exponencial. Lamentablemente, y contrario a esta megatendencia, las organizaciones en Chile siguen adaptándose con lentitud, dado que todavía existe distancia entre el aprendizaje desde los datos y los tomadores de decisión.

Las organizaciones recién comienzan a estructurarse en torno a este verdadero activo estratégico; es necesario utilizar información para tomar decisiones basadas en evidencia. En este sentido, es importante visualizar el dato en su potencial para ayudar en la orientación y dirección de los negocios, en la optimización de recursos e incluso contibuir a identificar aquellas variables claves para el éxito de los proyectos. Adicionalmente, los datos tienen el potencial de resolver problemas complejos de la sociedad, desde el cambio climático a los desafíos de pobreza.

Hablamos de información que va más allá de las bases de datos clásicas; hoy son imágenes, videos, sonidos o sensores de movimiento que generan una infinidad de datos sobre personas, objetos e instituciones. La virtud de las máquinas es que aprenden de manera autónoma a encontrar insights de esta información que son imposibles de percibir por los humanos dado el volumen y velocidad de su flujo. De esta forma, se pueden generar soluciones al construir perfiles de consumidores o pacientes; o al predecir y automatizar rutas de movimiento de personas o recursos naturales, entre otros usos.

¿Cómo utiliza los datos una empresa, el Estado o cada uno de nosotros? Ya no es suficiente con encontrar respuestas, es crítico hacer las preguntas correctas para cuestionar los modelos preestablecidos, porque nuestra capacidad de procesar y orientar el uso de los datos nos debe permitir ser más eficientes y eficaces en el cumplimiento de nuestros objetivos.

Es importante comenzar por levantar la información y consolidarla para contar con esta evidencia vital para la toma de decisiones futuras del negocio. Es fundamental medir el impacto de los recursos invertidos en el camino de la eficiencia e inteligencia de datos.

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