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«Debemos desarrollar las capacidades para enfrentar la IA»

16 de abril de 2018


Carlos Jerez, Director del Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional UC reflexiona sobre el potencial transformador de la inteligencia artificial y sus efectos sobre la empresa, el trabajo y la educación.

Sistemas de inteligencia artificial (IA) parecen estar irrumpiendo en diferentes industrias. ¿Cuáles son las razones detrás de su auge como un factor de producción inédito?

Es necesario destacar que la promisoria llegada de la IA no es un asunto nuevo. El poder replicar acciones de forma recurrente a través de una máquina, o bien por medio de un robot, tiene ya muchos años. Desde la revolución industrial hemos desarrollado máquinas que han permitido replicar acciones. Lo inédito de la IA corresponde a la capacidad de procesar inmensos volúmenes de datos mediante algoritmos cada vez más sofisticados y bases de datos más completas. De esta forma, podemos dar vida a procesos de inteligencia artificial que solucionan labores que, eventualmente, no podrán ser realizados por humanos.

Si bien, desde la productividad no es algo nuevo, esta capacidad transformadora se volvió muy vigente en el contexto actual, debido a la creciente capacidad de hardware y software disponible. Sin duda permite ejecutar procesos con mayor eficiencia y velocidad, pero también significa un importante apoyo para la mejor operación del negocio.

Por ejemplo, la IA permite recibir centenares de inputs para optimizar el proceso de fabricación de un producto en tiempo real, considerando las condiciones ambientales del día o factores variables de la cadena de suministros. Todos estos factores permiten a una empresa maniobrar costos en diferentes situaciones y con un alto nivel de precisión.

Pareciera que una gran mayoría de las empresas están fascinadas con la IA, pero no saben qué hacer con ella. ¿Qué acciones deberá tomar una organización para acelerar la adopción de IA en sus procesos productivos?

Efectivamente, palpamos ese positivo interés desde la industria y, de igual forma, se puede percibir mucha ansiedad sobre lo que podemos hacer con esta tecnología. Para que una organización pueda enfrentar la IA, lo más cómodo es identificar las funciones más recurrentes: lo que signifique procesar inputs, como órdenes de compra, insumos de fabricación o inventarios, por ejemplo, que no requieren de pensamiento muy crítico o creativo, pueden ser modelados y replicados. Los espacios óptimos para integrar IA en una empresa son los que, de alguna manera, se le pueden enseñar a una máquina (y eventualmente a un robot).

Las organizaciones deben partir buscando los quick wins, es decir, proyectos donde se pueden potenciar labores humanas rápidamente con elementos de IA y que muestran resultados tangibles en plazos de tres a seis meses. Esto último es muy importante, porque si la empresa no ve un resultado en el corto plazo, estos proyectos se vuelven una promesa que genera ansiedad. Al integrar pequeños proyectos en una organización se genera know how, confianza y por sobre todo rentabilidad.

¿Cómo influye la implementación de sistemas de IA en la relación con el cliente?

La IA permite agregar valor mediante la generación de nuevas experiencias. En este sentido, el desarrollo contemporáneo de tecnologías de IA pone mucha atención en interfaces humano-máquina.

Ya podemos ver sistemas de ayuda en páginas web, donde por medio de una ventana de chat, un bot atiende nuestras inquietudes. Es un ejemplo muy concreto que sustituye el call center, pero hay que tener mucho ojo en que este sistema de ayuda al cliente entregue respuestas que sean comprensibles y cálidas para el cliente. Hay matices que se deben enseñar a estos sistemas de IA para que no sean deficientes.

Estos mismos factores pueden aplicarse a servicios más complejos como automóviles autónomos, que dependen de un montón de variables más, pero que básicamente tienen el mismo desafío hacia el cliente: monitorear y guiar los sistemas constantemente para que transformen la calidad del servicio a un nivel inalcanzable para el humano.

Algunas estimaciones aluden a la generación de más de dos millones de puestos de trabajo por la implementación de IA en las próximas décadas. ¿Cómo incide esta tecnología en el desarrollo de capital humano?

Existe una arista que comprende la IA como una amenaza, pero debe ser vista como una oportunidad. En este nuevo escenario, necesitaremos formar capital humano que sea capaz de interactuar con las nuevas actividades de las organizaciones. Para este nuevo profesional, primará el pensamiento crítico y creativo y la adaptación a desafíos desconocidos. Los futuros sistemas autónomos se nutrirán de personas que sean capaces de proponer soluciones más eficaces, pero también explorar ideas que aun no existen.

Por lo demás, dada la velocidad en la que se desarrolla la IA, es muy difícil que un currículo tradicional con poca optatividad permita desarrollar las competencias necesarias para este escenario. Es posible que profesionales egresados hoy no puedan flexibilizar lo suficiente para responder a estas necesidades. Por lo mismo, nuestra capacidad de aprender a aprender será lo más elemental.

¿En qué ámbitos de la sociedad crees que más impactará el deep learning?

Ya estamos viendo importantes disrupciones en el ámbito de reconocimiento facial, por ejemplo. Actualmente hay una enorme cantidad de expresiones minúsculas que sólo otro humano es capaz de reconocer. Para reconocerlas, hemos estado expuestos a ellas y las hemos procesado durante todas nuestras vidas. Para enseñarle esto a una máquina, se requiere de bases de dato inmensas. Esto hoy es posible por el desarrollo de hardware, permitiendo introducirle a una máquina billones de fotos de sonrisas, por ejemplo.

Otras aplicaciones pueden ir desde el control de fraude en bancos, sistemas de reconocimiento de imágenes médicas o vehículos autónomos. Sin duda esto irá de la mano con el desarrollo de tecnología Internet of Things (IoT), para que cada vez más datos puedan ser procesados por sistemas más sofisticados.

En 10 años más quizás hablemos de una suerte de extreme deep learning. Es difícil no imaginarse un escenario de singularidad, en el que la máquina supera al ser humano, claramente da para soñar y quizás hasta tener susto. Por esta razón, debemos desarrollar las capacidades para enfrentarlo.

¿Qué libro recomendarías para conocer más sobre Inteligencia Artificial?

Recomiendo de todas maneras leer el libro «Homo Deus» de Yuval Noah Harari, en él se discuten de manera muy provocativa y bien fundamentada las implicancias que la inteligencia artificial trae a conceptos tan humanos como religión y el nuevo culto a los datos. Sin duda que dejará mucho que pensar.

Homo Deus 2