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Alfonso Gómez: “El iPhone físico es sólo la manifestación visible de una innovación mucho más compleja y sistémica”

4 de enero de 2017


A 10 años del lanzamiento del dispositivo que cambió para siempre la experiencia móvil de las personas y fijó un estándar para toda la industria de la telefonía, el Presidente Ejecutivo del Centro de Innovación UC se refirió al impacto mundial logrado por uno de los productos estrella de Apple.

Ya han pasado 10 años desde la magistral conferencia en San Francisco en la que Steve Jobs hizo historia al presentar ante una impresionada audiencia un pequeño dispositivo capaz de condensar la telefonía e internet, dando inicio a la revolución mundial del iPhone.

“Para entender el fenómeno iPhone -una innovación que cambió radicalmente no sólo la telefonía sino también el turismo, la fotografía, la conducción en automóvil, la manera de relacionarnos y prácticamente todos los ámbitos de la producción y la cultura- hay que entender al dispositivo físico simplemente como la manifestación visible de una innovación mucho más compleja y sistémica. El éxito del iPhone es el resultado de una propuesta de valor que integra nuevas tecnologías, una interfaz radicalmente diferente de lo que había y un modelo de negocios igualmente inédito”, destaca el Presidente Ejecutivo del Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, Alfonso Gómez.

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El ejecutivo señala que, partiendo por la tecnología, tal vez lo más destacado fue su cámara incorporada y la pantalla interactiva plana y de cristal, que significó el fin de los teclados físicos y la posibilidad de contar con infinitas maneras de ingresar y desplegar información. Estas funcionalidades no habrían sido posibles sin el liderazgo de Apple en el mundo de los sistemas operativos, que es en definitiva, la pieza clave de la tan celebrada experiencia de uso de los productos de la empresa.

Pero, tan fundamental como lo anterior, fue la manera radicalmente innovadora de comercializar los iPhones. “Se vendían como parte de un plan telefónico en alianza con ATT y otros ‘carriers’, lo cual hizo transparente y fácil el financiamiento del propio aparato y, para que decir, le ahorró a Apple la creación de una plataforma de distribución”, recordó Gómez.

A todo esto se suma que al día siguiente del anuncio de Apple de su nuevo teléfono, ya había miles de aplicaciones creadas por el ejército de fieles miembros de la comunidad de desarrolladores que, con una lealtad casi religiosa, han canalizado su creatividad y su talento emprendedor, tras la empresa que les provee una plataforma comercial eficaz y transparente: el App Store. Una situación que se mantiene hasta el día de hoy y que seguirá cambiando nuestra vida a futuro.

“Estamos viviendo una era en la que día tras día aparecen miles de aplicaciones nuevas, que permiten la creación y la transformación de industrias completas. Más aún, pienso que el iPhone con su iOS, en conjunto con Android, su seguidor abierto, continuarán siendo por mucho tiempo las plataformas que posibilitarán la aparición de cientos de aplicaciones que cambiarán radicalmente nuestros hábitos de vida, como ya lo han hecho Waze, WhatsApp, Instagram y tantas otras”, visualiza Gómez, señalando que la mayor gracia de Apple es haber sido la única empresa que tuvo la visión de integrar estas fuentes de innovación y haber podido ejecutar de manera brillante, las alianzas y los desarrollos necesarios para orquestar una innovación de esta envergadura.

Dado todo lo anterior, la radicalidad del cambio de estándares que generó el iPhone en toda la industria, el volumen y la profundidad de la evolución cultural que gatilló y el hecho que es la línea de producto que explica casi el 70% de los ingresos de la compañía, el Presidente Ejecutivo del Centro de Innovación UC piensa que es el producto de mayor impacto que la empresa ha producido. Sin embargo, señala, el iPhone no habría sido posible sin la existencia de su padre material y espiritual, el viejo Mac, lanzado al mercado 23 años antes.