26 de abril de 2017
«Impacto»: Este es el pilar de la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Queensland (QU), Australia, entidad que colabora con la Universidad Católica en el intercambio de estudiantes y que hoy a través del Centro de Innovación UC prospecta nuevas líneas de proyectos colaborativos en Chile. En una reciente visita al Centro, el Vicerrector de Extensión Iain Watson dio a conocer el amplio campo de investigación que ejerce QU con empresas y el potencial de colaboración que ofrece a la industria nacional.
La Universidad de Queensland es una prestigiosa institución fundada en 1909, con un legado extenso en investigación aplicada. Este enfoque científico ha resultado en un apoyo considerable por parte del gobierno e industria australiana, los cuales en 2015 financiaron líneas de investigación de la universidad por US$ 288 millones. Con 8 institutos de investigación de bioingeniería, nanotecnología, cambio global, innovación alimentaria y minería sustentable, QU figura entre las 51 mejores universidades del mundo según el ranking QS.
El dominio en minería de la universidad es reconocido a nivel mundial, ubicándola en el tercer lugar en materia de ingeniería en minas. Este expertise dio inicio al «Diplomado en Relaciones Comunitarias para la Industria Extractiva» en 2011, programa de estudios que dicta la UC, con apoyo de la Universidad de Queensland, en torno al contexto socio ambiental en el cual se desarrolla la industria extractiva. Junto a la universidad australiana, empresas como Anglo American, Antofagasta Minerals, Barrick, BHP Billiton, Codelco, Teck y Xstrata Copper colaboraron directamente en la gestación de este diplomado.
Esta colaboración directa con la industria es uno de los principales sellos de la Universidad de Queensland, que además de establecer lazos de colaboración con los principales actores de la industria minera, trabaja junto a empresas de salud, de alimentos y energía, entre otras áreas estratégicas. «La importancia de la asociación universidad-empresa yace en la necesidad de impulsar el desarrollo científico más allá de publicaciones de papers. Es generar impacto en la sociedad ante la escasez de financiamiento y el auge de desafíos transversales que no pueden ser enfrentados por tan sólo un actor», declaró Watson.
«Muchas veces sucede que la universidad cree saber lo que necesita el sector productivo, sin siquiera escuchar sus intereses. Para generar impacto real en la sociedad es necesario comprender la propuesta de valor que tiene una institución», explicó. Esta estrategia ha resultado en el portafolio de proyectos universidad-empresa más extenso de Australia, superando los US$ 135 millones en financiamiento privado, y que en algunos casos incluso ha eliminado las barreras que suelen separar ambos sectores.
Boeing, que emplea a más de 3 mil personas en el país oceánico, trasladará este año equipos de investigación desde la empresa a la Facultad de Ingeniería de la casa de estudios, con el objetivo de consolidar una relación colaborativa que inició en 2003. Inserta en el prestigioso Centro de Hipersónicos de la Facultad de Ingeniería, la mayor empresa en aeronáutica desarrollará equipos de vuelo no tripulados y nuevos reactores de combustión supersónicas para aeronaves comerciales, entre otros.
Aunque la relación entre QU y empresas como Boeing va más allá de la ingeniería. Un reciente proyecto de investigación y desarrollo (I+D) busca replicar la intuición de aves para no colisionar entre ellas durante imprevistos a mitad de vuelo. Este sistema de evasión automático emularía el instinto de dispersión prevalente en la naturaleza para prevenir accidentes en altura. Proyectos como este, insistió Watson, demuestran cómo a partir de un acuerdo específico hoy la universidad y la empresa amplían juntas el conocimiento en torno a las matemáticas y la neurociencia.
«Empresas llegan al campus para aprovechar oportunidades de investigación de alto nivel, mientras que la universidad inserta sus profesionales mediante tesis, pasantías e incluso contrataciones. Pero el real impacto yace en el trabajo que se hace en colaboración. La investigación teórica se vuelve parte de una solución a un problema práctico y real», enfatizó Watson.
Una de estas soluciones es Uniquest, empresa de comercialización de tecnologías de la universidad australiana. Su portafolio incluye productos tan diversos como una vacuna en contra del cáncer cervical, un modelo de crianza familiar modular, sistemas de corrección de imágenes para equipos de resonancia magnética y un micro-gel para potenciar el valor nutricional de alimentos, entre otros. A pesar de tratarse de una de las compañías de transferencia líderes del país, habiendo acelerado 75 spinouts por más de US$ 470 millones, la labor de la Universidad de Queensland no se enfoca únicamente en generar nuevos productos.
Otro de los problemas prácticos identificados por la Universidad de Queensland en relación a la innovación es el limitado alcance que normalmente implica la formación de emprendedores en la educación superior. Si bien universidades de todo el mundo han introducido cursos y programas de estudio dedicados al desarrollo de capacidades de emprendimiento, este conocimiento se restringe a universitarios, fenómeno que Watson califica como «instituir hacia arriba».
El programa de «Kidpreneurs» («Niños emprendedores»), liderado por QU para todo el Estado de Queensland, promueve una cultura emprendedora en las salas de enseñanza básica, invitando a niños de 5 a 12 años a crear su propia micro-empresa. Más de 600 colegios y 8 mil niños ya han participado en el programa desde su concepción en 2014, aprendiendo a crear valor «más allá de criterios académicos». Más importante aun, según el vicerrector de QU, es la oportunidad de enseñar a emprender sin restricciones impuestas por el mercado, una mentalidad que la universidad transmite a sus alumnos.
«Debemos sacarnos de la cabeza la idea que el objetivo de emprender es llegar a un producto. El real beneficio es el valor cultural que puede transformar elementos nucleares de nuestra sociedad. Si logramos remover este prejuicio inconsciente de que el fracaso es algo malo, ya estaríamos teniendo un efecto tremendo en el desarrollo del país», concluyó.
El Centro de Innovación UC Anacleto Angelini es un actor pionero en Chile y América Latina, concebido como un espacio de encuentro para promover una cultura pro innovación y emprendimiento. Genera oportunidades de colaboración entre academia y los sectores público y privado, apoyando proyectos e iniciativas de alto impacto económico, social y cultural. Mediante redes de cooperación internacional el Centro de Innovación UC crea oportunidades de colaboración con instituciones y empresas a nivel mundial.
Si tu empresa tiene interés en colaborar con la Universidad de Queensland u otra de las organizaciones asociadas al Centro de Innovación UC en proyectos de Investigación y Desarrollo, contacta a Malgorzata Lange (m.lange@uc.cl), Coordinadora de Doctorado con la Industria.