6 de septiembre de 2023
Columna de Pedro Bouchon, Vicerrector de Investigación UC. La publicación original fue publicada el o6 de septiembre de 2023 en El Mercurio, Cuerpo B.
Las ciudades son sistemas complejos que representan el epicentro de la vida urbana, donde se congrega una población densamente agrupada que accede a una amplia gama de servicios, oportunidades económicas y sociales, y comodidades diversas. Esta dinámica urbana se entrelaza con una infraestructura donde convergen edificaciones y elementos geográficos, algunos de los cuales permanecen inmóviles, mientras que otros se desplazan, transforman o incluso surgen y desaparecen, estableciéndose lógicas diversas. Se estima que en 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, y Chile no es la excepción, por lo que es fundamental desarrollar bases para lograr calidad urbana. Para avanzar, la tecnología y la innovación juegan un rol primordial, pero de poco servirán si no se logra una gobernanza que permita una organización efectiva.
En particular, se requiere una coordinación entre municipios, principalmente en las áreas metropolitanas, pues muchos ámbitos de decisión, como los ambientales, de movilidad y de seguridad escapan a un contexto territorial reducido, especialmente cuando se trata de infraestructura compartida física y digital, que exige políticas, protocolos de colaboración y homologación de información de distintas formas, con una mirada intersectorial, como nos inspiran Zúrich, Oslo o Singapur.
Esta coordinación es requisito inicial e ineludible para poder avanzar, por ejemplo, hacia plataformas de integración que permitan la gestión eficiente de una ciudad, aprovechando herramientas de inteligencia artificial, mediada por redes de sensores y análisis de grandes volúmenes de datos en tiempo real que permitan respuestas eficientes ante emergencias, gestión inteligente de residuos, control de transporte, optimización de luminarias, uso de tecnologías verdes, entre otros. Para establecer bases sólidas y estables, es crucial enfocarse en la comunidad y promover un desarrollo armónico basado en la colaboración de unos con otros, y así lograr la sustentabilidad a través de la interacción.
La articulación de actores debe asegurar un adecuado acceso de las personas a espacios y servicios, considerando un diseño arquitectónico amigable, asegurando un suministro responsable de recursos críticos, particularmente en temas hídricos y energéticos, de manera sustentable, considerando las transformaciones sociales, económicas y ambientales. Claramente, los cimientos existentes requieren actualizarse, pues las ciudades deberán entregarle a la masiva migración humana utilidades múltiples, optimizando espacios, recursos y cuidando el planeta. Para lograrlo, el desarrollo tecnológico es pieza fundamental, pero uno de los mayores desafíos se presenta a nivel cultural.
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