24 de julio de 2020
Obtener luces sobre qué prácticas, políticas, procesos y/o estructuras se deberían promover, es fundamental para aprovechar al máximo el potencial de los colaboradores y agilizar la innovación al interior de cualquier organización.
La cultura innovadora no es algo que se imponga por reglamento; muy por el contrario, está arraigada en las reglas informales y en la forma acostumbrada de hacer las cosas de sus colaboradores.
Peter Drucker, uno de los líderes más influyentes en temas de innovación, destaca que “el propósito de una organización es lograr que las personas corrientes hagan cosas extraordinarias y una cultura innovadora permite que esto ocurra”.
Así mismo, Tidd y Bessant de la universidad de Sussex, explican que “una cultura innovadora se da cuando sus propios valores, actitudes, hábitos y creencias propician y promueven la innovación al interior de una organización”.
Lo concreto es que es posible, encontrar elementos comunes entre todas las organizaciones que son innovadoras, entre ellas podemos mencionar que:
1. Son ambidiestras: por un lado, se enfocan en la ejecución para aumentar la rentabilidad del negocio, y por otro lado, en la exploración para buscar nuevas oportunidades de mejora para la empresa.
2. Ejercen un liderazgo innovador: prima la horizontalidad, el refuerzo positivo y los roles del líder “facilitador” para generar consensos entre los distintos equipos y áreas en pos de un objetivo común.
3. Escuchan y observan a sus consumidores: se ponen en el lugar de sus clientes y usuarios, y desde ese lugar, ponen foco en mejorar su experiencia en cada punto de contacto con la organización.
4. Hacen partícipes a los stakeholders: los proveedores, distribuidores, universidades, gobierno y comunidad son invitados a ser parte activa tanto de sus procesos de innovación, así como del desarrollo de nuevos productos.
5. Generan ideas de forma sistemática: se motiva a los colaboradores a desarrollar nuevas ideas y buscar oportunidades de mejora a través de diversos procesos sistemáticos para gestionar la innovación.
6. Toleran el riesgo y la incertidumbre: son capaces de testear sus ideas, entendiendo que existe la posibilidad de fallar, pero no lo ven como un hecho negativo, sino más bien como una oportunidad de aprendizaje.
7. Dan recursos para impulsar proyectos: entienden que para generar un ambiente que propicia la innovación, es clave otorgar recursos, incentivos y espacios que promuevan al colaborador como un “intraemprendedor”.
8. Fomentan espacios colaborativos: esto facilita que las personas, de todos los niveles y áreas de la organización, puedan conectarse entre sí, ya que de esta forma es como las ideas y oportunidades pueden fluir e intersectarse.
9. Promueven la diversidad en la empresa: tanto en la empresa como en los equipos de trabajo. Son organizaciones que incorporan distintas visiones en sus equipos, integrando diferentes disciplinas, talentos y experiencias.
10. Están alertas a los cambios: están constantemente alertas a los cambios en su entorno. Se anticipan a ellos. No son reactivos, sino que preparan una estrategia que les permita adaptarse a lo que será el mundo y los negocios con una visión de futuro.
Conclusión
Las organizaciones innovadoras cuentan con un propósito que es compartido por todos y que moviliza e inspira a sus colaboradores. Entienden que la mejor forma de alinear a las distintas áreas de la empresa es a través de objetivos comunes que conecten lo que hacen las personas en el día a día, con el impacto positivo que la organización crea.