6 de mayo de 2015
Como parte de la serie de meetups desarrollados por el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, el PhD de la Universidad de Rennes y MsC en Producción Animal de la Universidad Wageningen, Joop Lensink, se reunió con estudiantes de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC para exponer sobre el bienestar animal como atributo diferenciador para el desarrollo y posicionamiento de las marcas de productos pecuarios, elemento innovador a la hora de la comercialización de estos alimentos.
En la actividad, Lensink repasó la experiencia de productores de huevos, lácteos y cecinas en Europa, donde la creación de valor en estos productos para el mercado, ha llevado a las empresas a considerar el bienestar de los animales como fundamental y a las autoridades a regular la información que se entrega al público sobre el tipo de producción, para asegurar una elección informada.
De esta manera, por ejemplo, actualmente un 37% de los huevos comercializados en Francia son producidos en modalidad free range o con gallinas criadas con espacio para moverse, al contrario de lo que ocurre en la producción masiva de huevos, factor que incluso ha hecho que en países como Nueva Zelanda estos productos sean certificados como “libres de crueldad”. En el mismo sentido, el centro Wageningen de Dinamarca creó el sistema Randeel para producción de huevos, consistente en un área circular que permite la circulación de las gallinas y el desarrollo de la actividad recolectora de manera más cómoda para los operarios, y que además contempla instalaciones para el desarrollo de visitas guiadas que le permitan a la comunidad conocer el método empleado y asegurar al público cierta trazabilidad en los huevos, lo que en sí ya constituye una estrategia de marketing.
Para Lensink, el bienestar animal es una contribución para la diferenciación de productos, pero también es importante el establecimiento de protocolos y procesos externos que certifiquen la producción estableciendo métricas para definir el bienestar animal y así asegurar también la calidad de los productos al consumidor final que incluso está dispuesto a pagar más por este tipo de alimentos. Para ello, organizaciones como Compassion in World Farming, que establece 8 puntos simplificados en este sentido, Label Rouge que en Francia certifica las características prometidas en el producto, y la Royal Society of Protection of Cruelty Against Animals del Reino Unido, que estableció esquemas de trabajo para la producción de nueve animales de granja, son un avance importante dado que se encargan de la cadena completa: desde la granja a la mesa del consumidor.
Rol de la innovación tecnológica
Pero además de los procesos, Joop Lensink enfatizó el rol que la innovación tecnológica está teniendo en el bienestar animal, ejemplificándolo con el “precisión livestock farming”, que detecta enfermedades pulmonares en cerdos a partir del análisis del sonido en los corrales, o la implantación de sensores que miden el ph de la piel de las vacas para identificar enfermedades que puedan afectarlas y, con ello, la producción de leche o carne.
Para el experto “sensores o aparatos de GPS pueden ayudar a mejorar el bienestar animal y ser muy buenos sistemas de apoyo en la toma de decisiones para los granjeros, pero no hay que dejar de lado la asesoría en la modelación y el financiamiento, además de la necesidad de cierto desarrollo en la integración de todos los datos en una plataforma fácil de entender tanto para granjeros como para gerentes”.