25 de julio de 2023
Columna de Alfonso Gómez, Consejero Centro de Innovación UC y Director de Empresas. La publicación original fue realizada el 19 de julio del 2023 en El Mercurio, Cuerpo B.
No deja de sorprender la velocidad con la que el modelo ESG (ASG en castellano) se impuso como el paradigma dominante para hacer referencia a la agenda que, tanto empresas como organismos públicos, deben tener presente en la redefinición de su ethos y, más específicamente, en la reformulación de sus criterios de éxito o fracaso en la postpandemia.
Cada vez son más los altos ejecutivos y directores de empresa que declaran haber tomado conciencia de la importancia de abordar de manera conjunta la dimensión medioambiental, la social y la de la propia gobernanza, para afrontar un futuro marcado por transformaciones e incertidumbres. ESG constituye un nuevo ideal de excelencia organizacional, que aspira hacerse cargo de la desafiante necesidad de migrar hacia una cultura de crecimiento sustentable e inclusión, la que incluye de manera ineludible nuevos estándares éticos.
Liderar de cara al futuro, presupone una capacidad de identificar nuevos riesgos y oportunidades, para entonces actuar con creatividad, compromiso y eficacia. En este contexto, las herramientas y los procesos de la era industrial resultan claramente insuficientes. No deja de ser notable que, pese a lo incierto del escenario global, el desarrollo del conocimiento científico y el de su brazo armado, la tecnología, siguen su marcha y se aceleran. Elon Musk predice la llegada de una “superinteligencia artificial” en no más de cinco a seis años. Si no lo hacemos nosotros, serán nuestros competidores quienes adoptarán modelos y algoritmos capaces de afectar radicalmente la probabilidad de éxito y la valorización de las empresas.
Por ello, la creciente referencia a ESG como el nuevo arquetipo de planes estratégicos y memorias de empresas, no estará completa si se ignora o se relega a un segundo plano el impacto de la transformación digital sobre esos mismos tres factores. El punto queda fácilmente ilustrado haciendo referencia al uso cada vez más masivo de datos y modelos, al advenimiento del metaverso y, sobre todo, a la irrupción de la inteligencia artificial generativa (de la cual Chat GPT es su más conocida referencia). En su conjunto, las tecnologías digitales constituyen una fuente de innovación de importancia tal, que bien amerita agregar la “T” de tecnología al nuevo patrón de la gestión de excelencia, algo que Andrea Bonime-Blanc ya planteaba el 2019.
La nueva cultura empresarial exige inéditas capacidades para abordar de manera multidimensional un escenario de desarrollo tan diferente e impensado hasta hace tan poco. “ESG+T” hace todo el sentido para adaptarnos mejor y más rápido ya que -como bien dijo William Gibson- “el futuro ya está aquí, sólo que desordenadamente distribuido”.
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