28 de abril de 2021
Estamos en medio de la cuarta revolución industrial, y esta nos hace tomar la innovación como una herramienta para abordar los desafíos que se enfrentan en Seguridad y Salud en el trabajo, claramente los cambios que debemos hacer no son solamente Ingenieriles, sino que el componente cultural es algo que se debe abordar.
Los cambios son cada vez más rápidos y las tecnologías cada vez más accesibles, esto nos hace salir de la caja y comenzar a cuestionarnos, no solamente las acciones en materia de seguridad y salud en el trabajo, sino también los indicadores que han marcado los pasados 50 años.
La manera en que se interpreta y gestiona la seguridad no es insignificante, toda vez que en ciertos casos sólo se gestionan eventos puntuales sin considerar las variables de contexto que generan dichos eventos.
Frente a ello, el enfoque sistémico, contextual o de factores humanos y organizativos resulta carente, cuyo punto de partida e intervención son las variables del contexto de trabajo y organizacionales a fin de obtener determinados resultados de seguridad.
Desde dicha lógica, cobra especial relevancia el concepto de «safety intelligence», toda vez que éste busca la explotación de datos en materia de seguridad, a fin de detectar patrones o puntos de atención clave que se encuentren a la base de una mayor probabilidad de ocurrencia de accidentes graves o con resultado de muerte, actuando proactivamente frente a ellas.
Sin embargo, lo anterior resulta poco efectivo si el foco de dicha explotación de datos radica sólo en la búsqueda de «culpables» o de una «presunta causa única raíz». Un análisis de datos de seguridad con base en su contexto o sus factores humanos y organizativos ha demostrado ser efectivo para la prevención de dicho tipo de accidentes en distintos rubros laborales, recibiendo el nombre de «early warning signs», «leading indicators» o precursores.
Los precursores, son aquellas variables propias de los contextos de trabajo que pueden ser medidas durante el proceso productivo, y que explican la probabilidad de ocurrencia de un accidente grave o con resultado de muerte. Dichas variables cumplen con la condición —entre otras— de ser medibles y significativas para quienes operan, lo que posibilita el que puedan ser evidenciadas —o precisadas— a través de los propios actores de terreno que se encuentran expuestos a éstas.
Así es que, la medición de la seguridad con la metodología de precursores ha permitido la optimización de los procesos de seguridad al basarse en evidencia tanto interna, como externa. Una vez definidos dichos precursores, surge la necesidad de capturar estos datos en tiempo real, para cuyos efectos la tecnología resulta de crucial importancia.
Actualmente, se están ejecutando distintas instancias de captura de precursores con base en tecnología de diferente tipo, desde «Internet of things» (IOT), metodologías de «building information modeling» (BIM) en el sector de construcción, GPS, entre otras. Todo ello ha posibilitado la alerta en tiempo real de condiciones de riesgo que pudieron ocasionar accidentes graves o con resultado de muerte, generando así una nueva perspectiva en la gestión de la seguridad de tipo proactiva, focalizada y estratégica.
Dentro de las ventajas de lo anterior se encuentra el permitir la captura de datos de seguridad sin detener los procesos productivos, la detección de señales de alerta temprana (EWS, por sus siglas en inglés), posibilitando la acción rápida frente a dichos escenarios, así como también la optimización de la inversión estratégica de recursos de seguridad en aquellos precursores que se han identificado están a la base de distinto tipo de accidentes graves o con resultado de muerte, posibilitando así las bases para conseguir un cero daño en los distintos sectores industriales donde esta metodología se implemente.
Conclusiones
Artículo realizado por Carolina Maldonado Jefa de Departamento de Innovación de Mutual de Seguridad e Ignacio Andrade, Psicólogo organizacional y especialista en Factores Humanos y organizativos de Mutual de Seguridad.