5 de marzo de 2020
En 2012 Chile se convirtió en el primer país, además de Francia, en albergar un Instituto Francés de Investigación en Ciencias y Tecnologías Digitales (Inria) bajo el programa “Atracción de Centros de Excelencia Internacional para la Competitividad” de Corfo.
En ese marco, la institución cuenta con financiamiento hasta 2022 por cerca de 30 millones de euros, de los cuales 7,5 millones provienen del organismo estatal, 8,4 millones del Estado francés y otro monto de universidades. El noveno centro de la iniciativa gala a nivel mundial se enfoca en desarrollar proyectos de innovación y transferencia tecnológica en industrias locales. Hasta la fecha han realizado 27 proyectos y actualmente tienen cinco en curso, los que ha coejecutado con instituciones del sector público y 12 empresas, entre otros actores. Una de esas iniciativas se realiza con el observatorio ALMA, cooperación que comenzó en 2009 y que fue clave para que el centro aterrizara en el país. La directora del Centro de Investigación Inria en Chile, Nayat Sánchez-Pi, explica que desarrollaron una sala de control para los operarios, ubicada a 3.000 metros de altura. Además, crearon un sistema de monitoreo para gestionar las alarmas que emiten las antenas del observatorio en tiempo real, de cara a optimizar costos y tiempos.
Actualmente están en una cruzada por convertir el sistema de monitoreo de alarmas a uno “smart”. Hasta el momento han avanzado en una visualización inteligente y en hacer una correlación entre antenas y estaciones meteorológicas, priorizando las alertas por riesgos a través de Inteligencia Artificial (1A). “Mostramos alertas cuando hay una subida o bajada de temperatura, o cuando realmente hay una desproporción en la ubicación de la antena y necesariamente hay que enviar un operario a arriba”, dice Sánchez-Pi. Desde 2018 también están trabajando en generar una plataforma online de monitoreo de relaves mineros, que apunta a conocer el estado y prevenir filtraciones y derrames. Actualmente están capturando data del Tranque El Mauro de la minera Los Pelambres.
Sumado a eso, están colaborando en un proyecto con el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) para minimizar accidentes en el sector minero a través de un modelo con IA, lo que se enmarca en el proceso de transformación digital del organismo estatal. “Hacemos la gobernanza de datos, para hacer los También estamos en un proyecto en que priorizamos las fiscalizaciones mineras, cómo saber qué faena fiscalizar primero”, cuenta Sánchez-Pi. Inteligencia Artificial “verde” De cara a 2020, el centro está buscando relevar la Inteligencia Artificial “verde”, cuestión que, según Sánchez-Pi, plantea diversos asuntos.
Uno es la necesidad de usar esta tecnología para identificar lugares adecuados para levantar proyectos energéticos de Energías Renovables No Convencionales(ERNC). “Es obvio que ampliar métodos de computación ayuda y tiene un impacto en las ERNC, hace pocos años no se había empezado a hablar este tema”, señala la ejecutiva. Sin embargo, la experta dice que esta tendencia instala una contradicción, ya que las computadoras, al desarrollar modelos “inteligentes”, utilizan mucha energía. “Se estima que para 2030, entre el 20% y el 50% de los recursos energéticos estarán dedicados a los computadores”, dice. Desde esa óptica, el centro plantea la necesidad de procesos y utilizar métodos de aprendizaje por transferencia, entre otros, para reducir el impacto ecológico de la IA. “Hay que ver dónde ubicamos la infraestructura para que los computadores consuman energía renovable, por ejemplo.
Hay que revisitar cómo aplicar la IA y medir el impacto de energía de los modelos de machine learning que se crean”. Orientados Inria ya está midiendo el impacto del entrenamiento de sus modelos y está proponiendo lo mismo a empresas, para que lleven métricas concretas de sus operaciones.