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Oppici apuesta por certificación CE para potenciar innovación chilena en el área de salud

28 de septiembre de 2017


La compañía es la única productora y proveedora nacional de autoclaves y máquinas lavachatas, por lo que busca contar con la certificación internacional con miras a seguir creciendo y abordar nuevos mercados.

«Hemos averiguado con distintas instituciones y gremios, y hasta ahora no hemos encontrado ninguna empresa chilena que tenga la certificación CE». El ingeniero Franco Oppici está inquieto. A pesar de que la empresa que fundó su abuelo hace 85 años no ha tenido más que crecimiento y se ha posicionado como una marca líder en los mercados que atiende, no se da por satisfecho, y busca nuevas fórmulas para continuar expandiéndose.

Con una serie de productos de las áreas gastronómica y clínica, Oppici es de las pocas compañías chilenas de manufactura que desarrollan innovación en el país. Con presencia en hoteles, casinos y restaurantes de la talla del Hyatt, Ritz Carlton, Marriott, Enjoy y Explora, sus mobiliarios para cocinas de acero inoxidable gozan de gran prestigio a nivel nacional e internacional. De igual forma, en el área de la salud ha sabido ganarse su espacio en el mercado de los autoclaves (maquina que permite esterilizar distintos elementos en recintos médicos utilizando vapor) y de las máquinas lavachatas, siendo el único productor nacional en ambos casos.

El Gerente de Operaciones de la compañía destaca que actualmente la empresa posee la mitad del mercado nacional de autoclaves. Sin embargo, señala que para seguir creciendo es muy importante obtener la certificación CE (Conformidad Europea), dado que en muchas licitaciones tanto en el país como afuera la están exigiendo.

“Nuestro objetivo con la CE no es entrar a Europa, esa es la tercera derivada. En países de Centro América y Sudamérica, a pesar de que algunos no cuentan con requisitos normativos en términos de salud, piden esta certificación tan sólo para presentarse a muchas licitaciones. De hecho en Chile, a diferencia de lo que ocurre en otros países, le han dado mayor bonificación a productos norteamericanos y europeos frente a los propios chilenos”, apunta el ejecutivo.

El problema es que para obtener la CE deben desarrollar ensayos y testeos bajo los estándares europeos para acreditar el cumplimiento de los requisitos normativos, pero en Chile no existen instituciones que ofrezcan esos servicios. Por eso, hace un tiempo atrás comenzaron a preguntarse como empresa si debían continuar siendo fabricantes o volverse importadores, pero como dice Franco Oppici, decidieron tomar “el camino difícil” y continuar generando innovación desde Chile. Es así que comenzaron a investigar sobre el tema, y ya han contactado a proveedores de Argentina, Brasil y España que son capaces de realizar las pruebas necesarias para la certificación. El desafío ahora es la importante inversión que requiere transportar de forma segura los equipos a testear, que algunos modelos pesan sobre una tonelada.

“Chile es reconocido como un país productor de vino y cobre, pero cuando se trata de productos tecnológicos genera desconfianza, por muy buenos que estos sean. Tenemos que cambiar eso y apoyar que se haga más innovación de este tipo en el país”, apunta el ejecutivo, señalando que para lograr esto no sólo se trata de otorgar financiamiento, sino que también de generar las capacidades necesarias para que las innovaciones nacionales se puedan desarrollar y que el estado apoye la fabricación nacional, por ejemplo en las compras públicas.

Tecnología de punta hecha en Chile

Además de Chile, los productos Oppici han llegado al mercado de Perú, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Honduras y Estados Unidos. Particularmente, su insumos para el campo de la salud han despertado gran interés en otros países, dada su tecnología de punta, su calidad y fiabilidad de estos.

Sus máquinas lavadoras de chatas automáticas fueron pioneras en utilizar la tecnología «Touchless», la que permite operarlas sin tener que utilizar las manos, y ahora, con el apoyo de Corfo, avanzan en la incorporación de nuevas tecnologías a los autoclaves que aporten mayor sustentabilidad e inteligencia a estos equipos. Entre ellas, sensores para predecir fallas y alertar problemas como la entrada de «agua dura» al sistema, así como mecanismos de eficiencia energética.

El ejecutivo señala que parte del beneficio de potenciar el desarrollo de la manufactura chilena, es que de esta manera también se puede asegurar la mantención y continuidad de funcionamiento de los productos. “Nosotros garantizamos el stock de repuestos por 25 años de nuestros equipos clínicos, ya que al ser fabricantes siempre contamos con un stock de seguridad y damos soluciones oportunas a nuestros clientes. Nos importa la satisfacción real de nuestros cliente, y que nuestros productos y servicios superen las expectativas de ellos”, sostiene.

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