20 de abril de 2022
La cultura de innovación en las organizaciones no solo implica investigación, desarrollo y lanzamiento de nuevos productos o servicios al mercado, como una herramienta para impulsar sus estrategias de negocio. También se trata de la creación de soluciones que generen alto impacto y diferenciación en toda la cadena de valor para crecer y rentabilizar los negocios.
Si bien el diálogo no tiene un consenso exacto sobre qué es o cómo lograr una cultura innovadora, queremos compartir seis claves que nos pueden ayudar a orientar nuestra visión acerca de este tema.
1. Cuestionar el Status Quo: La innovación es un estado mental, y si una startup quiere innovar, sin lugar a dudas necesita que la gente abra su mente a las nuevas ideas. Eso lleva a cuestionarnos el entorno y la forma en que se hacen las cosas.
2. Promoción del talento y la motivación: Este punto es muy importante ya que la innovación no debe ser atribuida a las empresas u organizaciones. De ahí que cada emprendimiento debe tener como foco principal la atracción de talentos, retenerlos, motivarlos y permitir su desarrollo como personas.
3. Proactividad para fomentar un entorno y recursos para innovar: Existe una excusa clásica que representa una de las barreras más grandes para avanzar y consolidar la cultura de innovación: No tener tiempo, espacio ni financiamiento para emprender mi idea. Hoy por hoy, la cultura innovadora exige que el empoderamiento y las ganas de innovar tenga el componente de la proactividad. Esto permite encontrar concursos de aceleración, generar nuevas redes de contacto, salir a vender la idea y conseguir los objetivos. Hay que abrirse campo y no dejar caer las ganas.
4. Experimentar y Correr Riesgos: Por defecto, la innovación implica probar y ver distintas formas de hacer las cosas. Muchas veces se puede fracasar. En una cultura de innovación, no hay fracaso realmente; sólo existen experiencias que nos enseñan a mejorar las formas en cómo queremos solucionar los problemas. Quien no se arriesga no cruza el río.
5. Diversidad creativa: Lo más rico que tienen las sociedades es la divergencia. Hay tantas personas como mentes que ven de distintas maneras un mismo objeto u una situación particular. Cuando logramos entender la amplitud de pensamiento que tenemos dentro de los equipos, los procesos creativos se nutren mucho más. Por eso una cultura que se base en la innovación debe permitir y asegurar las diferentes formas de pensamiento y puntos de vista. Los retos y desafíos se asumen desde otro prisma cuando promovemos la diversidad creativa.
6. Colaboración: La innovación es un esfuerzo transversal que resalta nuevas formas de solucionar problemas. Por eso una cultura innovadora tiene un pilar basado en la colaboración. Puede que dejemos de lado este concepto y, sin embargo, es la piedra angular para consolidar todo tipo de proyecto. Si no le damos valor al trabajo colaborativo, no podremos entender la necesidad de generar equipos interdisciplinarios que promuevan la diversidad creativa. Mucho menos se dará pie a correr riesgos, afectará en la motivación y no dejará que cuestionemos el Status Quo.
A modo de síntesis, lograr una cultura innovadora implica grandes desafíos que deben ser asumidos desde un enfoque abierto y resiliente. Los ecosistemas de emprendimiento juegan un rol fundamental para lograr metas y alcanzar nuevas perspectivas. Innovar no es fácil, pero sí es un camino que nos llevará a afrontar el futuro mejor preparados. Ya sabes porqué y para qué innovar. Ahora es tu turno de ser un eslabón en la cadena de la cultura innovadora.