9 de agosto de 2024
Columna de Pedro Bouchon, Vicerrector de Investigación UC. La publicación original fue publicada el 06 de Agosto de 2024 en La Tercera Online.
La Cámara de Diputadas y Diputados aprobó por unanimidad, y en solo tres meses, el Proyecto de Ley de Transferencia de Tecnología y Conocimiento, lo
que respalda la importancia de este marco legal para impulsar la innovación y el desarrollo en el país. El proyecto se encuentra actualmente en el Senado para su siguiente fase de tramitación, con la esperanza de consolidar un ecosistema robusto de transferencia de conocimiento que beneficie a la sociedad chilena.
Este Proyecto de Ley articula, promueve, facilita y fomenta el desarrollo de investigación, protección de resultados, su transferencia y la creación de empresas de base científico-tecnológica, eliminando trabas importantes en el sistema universitario. Este es un paso crucial para construir una economía más diversificada y basada en el conocimiento en nuestro país.
En términos del fomento y protección de los resultados de investigación financiados con fondos públicos, resultaba esencial establecer un marco normativo sólido para garantizar la protección y transferencia de estos resultados y así estimular la innovación y el desarrollo tecnológico.
En el caso de las empresas de base científico-tecnológica, posibilita que las instituciones de educación superior -incluyendo las universidades privadas y públicas- participen accionariamente en los emprendimientos derivados de sus investigaciones. Además, los investigadores involucrados pueden formar parte en la propiedad de las empresas. Estas medidas crean un ecosistema favorable para la colaboración entre el mundo académico y el sector privado.
Por supuesto, surgen desafíos. Es necesario que este proyecto se traduzca en acciones tangibles que estimulen el ecosistema. Por ejemplo, se requiere identificar y potenciar mecanismos que permitan avanzar en la inversión de capital de riesgo para apoyar a estas empresas de base científico-tecnológica, junto con la creación de subsidios para acelerarlas. Asimismo, se deben definir mecanismos que simplifiquen los registros de propiedad intelectual, para agilizar y fomentar la transferencia tecnológica y la creación de emprendimientos asociados. Además, es fundamental alinear los incentivos en el sistema universitario, de manera que se reconozcan estos desarrollos en instancias de calificación y promoción académica, y a nivel nacional, en los sistemas de acreditación. Por cierto también, una vez aprobado el proyecto, se deben establecer los reglamentos asociados para su implementación.
Dicho esto, hoy es momento de celebrar porque este proyecto de ley nos inspira por diversas razones. Primero, refleja un trabajo sostenido que aprovecha la labor iniciada por el Ministerio de Ciencia del gobierno anterior, siendo impulsado con talento por la administración actual. Segundo, porque en su formulación contó con un proceso dialogado y participativo, que incluyó a representantes de universidades, emprendedores, centros de investigación, asociaciones gremiales y empresas. Y tercero, porque ha contado con un amplio respaldo de todo el espectro político, lo que ha permitido su rápida tramitación.
Esperamos que continúe ese camino y pronto contemos con una ley. Es urgente avanzar hacia una economía basada en el conocimiento, donde la innovación y la creatividad impulsen el crecimiento y el desarrollo sostenible de Chile, diversificando y democratizando oportunidades de progreso a lo largo de nuestro territorio.
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