13 de marzo de 2025
Columna de Ramón Molina, Director Ejecutivo del Centro de Innovación UC Anacleto Angelini. La publicación original fue publicada el 13 de marzo en Forbes.cl
Nunca antes hemos sido espectadores, y a la vez actores, de cambios de paradigmas y movimientos pendulares político-sociales tan profundos. El acceso inmediato a la información y desinformación, la rapidez de los mercados en incorporar las nuevas medidas regulatorias y demográficas, las guerras de método tradicional y no tradicional, la migración casi como respuesta inmediata a la opresión o falta de oportunidades, y un planeta que nos soporta por el momento, son sólo algunas de las características del nuevo mundo que se está forjando.
Lo anterior se ve amplificado por tecnologías y capacidades de procesamiento insospechadas, que darán pie a nuevas oportunidades e infinidad de amenazas. Tal como lo predijo Aldous Huxley hace casi 80 años, se intensificarán las divisiones entre pueblos, que según su explicación de la época, será entre los bien alimentados y los mal alimentados, surgirán organizaciones globales con más poder que muchos países, así como también se verá surgir una forma de nacionalismo que toma visos de la nueva religión.
Por otro lado, la parte optimista de la ecuación que, por supuesto, depende de la capacidad de organización y de lograr acuerdos como humanidad, tendrá como resultado que podremos vivir más y ojalá mejor. Lo más complejo de este desafío es que aplica a todo nivel: como individuos, como sociedad, como empresas, como países y como planeta. En tanto el futuro es hoy, debemos actuar ahora.
En esta oportunidad abordaremos el ámbito empresarial. El primer paso es un diagnóstico de nuestra organización, es decir, ¿estamos preparados para el futuro, sabemos identificar las oportunidades, entendemos los desafíos y brechas, para así priorizar los focos de desarrollo e instalación de capacidades? Si bien es clave el diagnóstico, como todo cambio adaptativo, este desafío de transformación es cultural, es por esto que los líderes de cada organización están llamados a inspirar y concientizar sobre el reto de entender y abrazar el futuro.
Solo una vez lograda la transformación cultural podremos instalar reales capacidades y entrenar nuestra organización. De esta manera, con una organización entrenada y dispuesta podemos liderar la experimentación y la exploración del futuro, porque entender tendencias, leer señales y aprender a construir escenarios especulativos es imprescindible para un mundo de negocios volátil y ambiguo. Y sólo entonces, la organización estará preparada para diseñar estrategias de futuro y focos de exploración de nuevas rutas de desarrollo, acorde al desafío que nos plantea la transformación del mundo.
Se entiende que el desafío no es sólo a nivel empresarial, pero bien puede ser el motor de la transformación y desde este ámbito influir en los niveles de personas y sociedad. Es inevitable y tiene carácter de urgencia, por lo que debemos comenzar ahora.
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